América Latina tendrá un 2024 de transición de cara a un mejor crecimiento económico

Entes multilaterales plantean pronósticos moderados en un año en que la expansión del PIB de la región está supeditado a trayectorias de la inflación y las políticas monetarias y fiscales de los países. 

Por Valora Analitik para Grupo SURA*

En el inicio de 2024, son varias las instituciones multilaterales y regionales que han revelado sus principales pronósticos económicos para diversas regiones, incluyendo a los países de América Latina.

Es así como las nuevas proyecciones del FMI muestran una reducción de casi medio punto porcentual en la estimación de crecimiento del PIB para América Latina, al pasar desde 2.3% hasta 1.9% en el 2024. Sin embargo, la región mejoraría con un 2.5 % en el 2025.

A pesar de esperar un deterioro, las proyecciones del FMI para Brasil y México mejoraron. En el caso de Brasil subió de 1.5% a 1.7% en 2023 y se mantuvo en 1.9% para 2025. Para la economía de México subió fuerte la estimación desde 2.1% hasta 2.7% en 2023 y la ratificó en 1.5% para 2025.

Por su lado, las proyecciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) señalan un crecimiento del 2.2% de la región en 2023 y 1.9% en 2024 (igual que el FMI), lo que implica una desaceleración del crecimiento regional respecto a los niveles observados en 2022.

En tanto, el Banco Mundial fue un poco más positivo al señalar un crecimiento del PIB de América Latina que aumentará al 2.3% en 2024 y al 2.5% en 2025. No obstante, enfatiza en que a medida que el mundo se acerca al punto medio de lo que se esperaba que fuera una década transformadora para el desarrollo, se batirá un récord negativo a fines de 2024: los cinco años con el menor crecimiento del PIB de las últimas tres décadas.

“América Latina ha enfrentado exitosamente los recientes choques mundiales y tuvo un sólido desempeño en 2022 y a comienzos de 2023, aunque el crecimiento se está debilitando. La desaceleración es el resultado de las políticas más restrictivas adoptadas para contener la inflación y el deterioro del entorno externo, reflejado entre otros aspectos en el crecimiento más lento en los socios comerciales, condiciones de financiamiento externo menos favorables y precios más bajos de las materias primas”, explicó el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Rodrigo Valdés.

 

 

Pronósticos sobre inflación para la región
En materia de inflación, hay previsiones de moderación en la región pues tras situarse en 7.8 % en 2022, se espera que este indicador en la región (excluyendo Argentina y Venezuela) descienda a 5% en 2023 y 3.6% al cierre de este 2024, debido al debilitamiento de la demanda externa e interna, el alivio de las restricciones de la oferta mundial y los efectos rezagados de la apreciación de las monedas en algunos países.

Muestra de ello es Colombia donde, según proyecciones económicas de Bancolombia, se espera una inflación que continúe en descenso progresivo y que para final de 2024 esté en 5.9%. En este rubro tendrán efectos la debilidad de la economía como principal fuerza bajista, mientras el incremento en los precios de los combustibles y el fenómeno de El Niño serán principales obstáculos en materia inflacionaria para el país.

Laura Clavijo, directora de Investigaciones Económicas, Sectoriales y de Mercado de este banco, explicó que el año será desafiante. No obstante, también sería “de recuperación hacia el cierre de año, siempre y cuando haya un buen panorama de desinflación y reducción de tasas de interés del Banco de la República”.

La región también debe prepararse para el impacto de El Niño, ya que este fenómeno climático puede incidir negativamente en la actividad económica, generando inundaciones en países como Perú, y sequías en Colombia y América Central.

A medida que descienda la inflación y que el crecimiento se desacelere, las autoridades tendrán que calibrar las políticas monetarias cuidadosamente. La rápida respuesta de los bancos centrales de la región fue decisiva para controlar la inflación y la mayoría de las instituciones están en condiciones de relajar paulatinamente la orientación restrictiva de sus políticas monetarias, aunque deben permanecer atentas a los riesgos.

Palancas de crecimiento, medidas fiscales y tasas de interés
En este entorno para fomentar el crecimiento sostenible será necesario adaptarse al cambiante panorama mundial, de acuerdo con la visión de las principales entidades.

La transición energética presenta una oportunidad para los países de la región con abundantes recursos minerales, pero se precisarán marcos adecuados de inversión para atraer el capital necesario. Entre tanto, la adopción de nuevas tecnologías digitales exige que se redoblen los esfuerzos para mejorar la calidad de la educación.

“A pesar de los avances logrados en décadas pasadas, la pobreza y la desigualdad siguen siendo altas en la región. Reforzar la cohesión social debe ser un aspecto central de todo programa de políticas y de reformas, y en tal sentido será necesario reforzar los mecanismos de protección social y afrontar el problema de la inseguridad”, agregó Rodrigo Valdés, del FMI.

Andrea DiCenso, analista de la firma Natixis, destaca un amplio espectro de oportunidades en América Latina, centrándose en Brasil, México, Colombia y Chile, como un punto positivo para los mercados emergentes ante las valoraciones potenciales y grandes oportunidades de inversión en sectores como energía, agricultura e infraestructura, entre otros.

En ellos también cobra importancia la solvencia del sector financiero como apalancador de inversión en otras múltiples áreas de la economía, ante un 2023 que planteó retos en países como Colombia o Brasil, entre otros, y donde calificadoras como Fitch Ratings llamaron la atención en ítems como ratios financieros, calidad de los activos y costos de financiamiento en medio de un entorno operativo desafiante.

Fitch espera que el sector financiero en la región se mantenga estable en 2024 debido a un menor crecimiento del PIB, una inflación que disminuye, pero se mantiene por encima del objetivo del 3% del banco central en la mayoría de los países, una lenta disminución de los costos de financiamiento y una mejora gradual de la calidad de los activos después de alcanzar su punto máximo en el segundo semestre de 2023.

Además, la exposición a los mercados globales y la incertidumbre política probablemente seguirán desafiando el crecimiento económico. Así, la capitalización sostenida, la rentabilidad resiliente y las reservas adecuadas brindan suficiente resiliencia a los bancos mientras continúan navegando por el estrés.

Por otro lado, el FMI también advierte que las medidas de consolidación fiscal que los gobiernos han anunciado para 2024 y 2025 “pueden retrasarse a medida que muchos países enfrentan crecientes llamados para aumentar el gasto público en lo que es el año electoral mundial más importante de la historia”.

Esto podría impulsar la actividad económica, pero también estimular la inflación y aumentar la perspectiva de perturbaciones posteriores. De cara al futuro, dijo el organismo, una rápida mejora de la Inteligencia Artificial podría impulsar la inversión y estimular un rápido crecimiento de la productividad, aunque plantea importantes desafíos para los trabajadores.

De otro lado, los mercados parecen excesivamente optimistas sobre las perspectivas de recortes de tipos anticipados. Si los inversores reevaluaran su opinión, las tasas de interés a largo plazo aumentarían, lo que ejercería una presión renovada sobre los gobiernos para implementar una consolidación fiscal más rápida que podría afectar el crecimiento económico, indica el FMI.

Señales globales a América Latina
Estos pronósticos se plantean en un contexto global en que la actividad económica demostró resiliencia en el segundo semestre del año pasado, ya que los factores de oferta y demanda respaldaron a las principales economías. No obstante, aún debe demostrar su continuidad en un 2024 que tiene los actores globales atentos a los primeros movimientos de los principales bancos centrales.

De hecho, a finales de enero, el Fondo Monetario Internacional (FMI) mejoró la perspectiva de crecimiento mundial para el año 2024 y prevé un “aterrizaje suave de la economía” junto con un proceso acelerado de desinflación.

Por el lado de la demanda, el aumento del gasto público y privado sostuvo la actividad, a pesar de las estrictas condiciones monetarias, en tanto por el lado de la oferta, ayudaron el aumento de la participación de la fuerza laboral, las cadenas de suministro reparadas y los precios más baratos de la energía y las materias primas, a pesar de las renovadas incertidumbres geopolíticas.

“Esta resiliencia se mantendrá. Según nuestro pronóstico de referencia, el crecimiento global se estabilizará en 3.1 % este año, una mejora de 0.2 puntos porcentuales con respecto a nuestras proyecciones de octubre, antes de subir hasta 3.2 % el próximo año”, explicó el FMI en su análisis general.

El FMI espera un crecimiento más lento en Estados Unidos, donde la política monetaria restrictiva todavía está afectando a la economía, y en China, donde el consumo y la inversión más débiles siguen pesando sobre la actividad. Mientras tanto, en la zona del euro, prevé que la actividad se recupere ligeramente después de un 2023 desafiante, cuando los altos precios de la energía y una política monetaria restrictiva restringieron la demanda.

“Muchas otras economías siguen mostrando una gran resiliencia, con un crecimiento acelerándose en Brasil, India y las principales economías del Sudeste Asiático”, destacó el organismo multilateral.

“Ahora que la inflación está retrocediendo y el crecimiento se mantiene estable, ha llegado el momento de hacer un balance y mirar hacia el futuro. Nuestro análisis muestra que una proporción sustancial de la desinflación reciente se produjo a través de una caída de los precios de las materias primas y la energía, más que a través de una contracción de la actividad económica. Habrá que estar atentos a las decisiones de los bancos centrales”, concluyó el FMI.

Con todo lo anterior, las perspectivas de crecimiento de mediano plazo para América Latina siguen siendo moderadas. Se proyecta que a escala mundial las economías emergentes y en desarrollo registren un crecimiento de 4.4 % en promedio, mientras que se prevé que el PIB de la región se expanda en menor proporción, en línea con su promedio histórico antes de la pandemia.

Para salir de la trampa de bajo crecimiento, “es necesario escalar las políticas de desarrollo productivo con una mirada en sectores estratégicos dinamizadores, impulsar políticas para promover la inversión pública y privada, y adecuar el marco de financiamiento para potenciar la movilización de recursos”, concluyó José Manuel Salazar, secretario Ejecutivo de la Comisión Regional de las Naciones Unidas. 

*Este artículo es elaborado por el equipo de Valora Analitik para Grupo SURA. Su contenido es de carácter periodístico y no compromete posturas o recomendaciones específicas de nuestra Organización.